La peau de l’enfant et le masque

Piel y mascarilla de niño.

“El mundo es un gran baile donde todos van enmascarados” Luc de Clapiers

Para afrontar la pandemia, a todos nos preocupan los gestos de barrera: distancia, lavado de manos y uso de mascarilla. Acciones esenciales e imprescindibles para protegerte a ti mismo y a quienes te rodean.

Dado que los niños a veces pueden sentirse un poco confundidos por estas nuevas medidas, es un buen momento para tomarse el tiempo para (re)explicarles esta situación y los motivos del uso de mascarilla... hablar con ellos para tranquilizarlos y ¡Quizás déjeles elegir una máscara que les guste usar!

En este sentido, la piel de los niños bajo una mascarilla puede experimentar algunos problemas temporales. Aún en construcción, frágil y sensible, se pone a prueba... OUATE explica todo lo que sucede bajo esta máscara y le da algunos consejos para superar estos inconvenientes.

Fricción continua

Seguramente habrás notado que la piel reacciona al llevar mascarilla provocando la aparición de manchas, enrojecimiento o incluso picor.

Debajo de la mascarilla, está en constante fricción con la película hidrolipídica de la piel, también conocida como barrera cutánea: un escudo natural que actúa para luchar contra las agresiones externas y limitar la pérdida de agua.

Esta fricción acelera el proceso de descamación de la piel aún joven. El peeling tiene el mismo efecto que un exfoliante pero al frotar elimina las células de la piel que aún no están maduras. Esta fricción daña la barrera cutánea y por tanto provoca estas famosas imperfecciones que se acentúan mucho más en los niños porque su piel es cinco veces más fina que la de un adulto. Sí, en cuanto frotamos algo fino lo refinamos aún más… ¡lo que hace que la piel sea aún más frágil!

Falta de oxigenación

Respirar a través de mascarilla todo el día altera la película hidrolipídica, desequilibra su ph y debilita la piel. Te lo concedemos, eso es mucho...

La película hidrolipídica, esa barrera esencial que se crea en la superficie de la piel, actúa contra las bacterias y ayuda a mantener su ph.

En los niños, esta película hidrolipídica está en construcción hasta los 12 años. Para que pueda actuar como barrera necesita mucha oxigenación, por lo que respirar al aire libre. ¡Debajo de una mascarilla, el ph de la piel se desequilibra, lo que hace que la piel sea aún más sensible!

Calor y humedad

Debajo de una máscara, la piel queda confinada. En cuanto tenemos calor, suda y se encuentra en un ambiente húmedo, lo que acelera la proliferación de patógenos y provoca estos famosos granos.

Esta famosa capa de grasa de la piel, que actúa como una capa para evitar que se deshidrate y mantiene su elasticidad, es el famoso sebo, la piel de todo adulto lo produce de forma natural.

Antes de los 9 años, como niño no produce sebo, su piel se deshidrata aún más rápidamente y puede provocar dermatitis atópica u otros problemas.

A partir de los 9 años, la piel empieza a producir sebo, pero bajo una mascarilla cuando suda produce aún más y por eso reacciona provocando algunas manchas además de deshidratarse.

Todas las funciones de la piel de los niños entre 4 y 11 años están en pleno desarrollo, necesitan diariamente (incluso más que los adultos) ser limpiadas, protegidas, hidratadas y nutridas con cuidados suaves adaptados a ellos.

Entonces, para aliviar este período en el que todos somos vulnerables, aquí hay algunas sugerencias:

  1. Lávese las manos con mucha regularidad durante el día.
  2. Opta por una mascarilla de algodón orgánico.
  3. Limpia suavemente tu piel por la mañana y por la noche (¡My Gentle Cleanser!).
  4. Hidrata tu piel para protegerla y calmarla (Todos los tratamientos hidratantes de OUATE se adaptan perfectamente a la piel de niños de entre 4 y 11 años).
  5. Muerde las vitaminas que las frutas y verduras nos aportan de forma natural. Aquí tienes algunas de temporada: las zanahorias ricas en betacaroteno permiten que nuestro cuerpo produzca vitamina A: ¡la vitamina de aspecto saludable! Las espinacas, ricas en minerales, magnesio y vitaminas A y C, aportan hidratación y facilitan la cicatrización de heridas e infecciones. Los kiwis ostentan el récord en términos de vitamina C y mantienen el colágeno de la piel. Los cítricos (naranjas, clementinas, mandarinas, limones, etc.) son los reyes de la vitamina C, hacen la piel más firme, elástica, menos flacidez, activan la microcirculación y reavivan el cutis. Está bien, ya tienes una idea del próximo postre y de qué verduras crudas morder ;)
  6. Y por supuesto beber agua durante todo el día.

Más allá de las (pocas) limitaciones que puede tener esta máscara, veamos el lado positivo:

Repitiendo diariamente las mismas acciones para calmar su piel, protegerla y hacerles bien, estos buenos hábitos acabarán siendo adoptados y, sobre todo, adquiridos.

Se acabó decir las mismas palabras diez, no, veinte veces en el horario más ocupado del día, ¡incluso apostamos a que ya no necesitarás recordarles que se laven las manos!