A menudo tan suave, tan entrañable y tan lindo como un peluche, y más aún cuando son muy pequeños, un animal en la vida diaria de un niño es una presencia tranquilizadora y sobre todo amorosa. Fuente de ternura, compañero de juegos, bondad mutua y amor incondicional, adoptar una mascota significa acoger en la familia una gran dosis de alegría e innumerables recuerdos.
La lista de beneficios de la presencia de un animal en el día a día de un niño es considerable… ¡aquí te dejamos algunos que nos enamorarían si tuviéramos que decidirnos!
1. El contacto diario con un animal reduce el riesgo de alergias
Un estudio ha demostrado que los niños que crecen con una mascota tienen menos probabilidades de desarrollar determinadas alergias. Ciertos animales, como los perros y los gatos, exponen a los niños a alérgenos (lamiéndolos, por ejemplo) que les permitirán fortalecer su sistema inmunológico. Varios estudios demuestran que los niños desde su primer año que crecen cerca de animales serán menos propensos a sufrir asma, infecciones de oído y alergias . Se ha demostrado que tener un perro o un gato reduce el riesgo de sufrir resfriados o incluso gripe , lo que reduce aún más el riesgo de padecer enfermedades más graves y la necesidad de tomar antibióticos. Nada mal !
2. Vivir con un animal nos mantiene en forma
Convivir con un perro hace que nuestros hijos practiquen deporte y los aleja de esas molestas pantallas en las que coincidimos, pasan demasiado tiempo. Por lo tanto, adoptar un perro es una excelente manera de moverse y mantenerse activo. Los estudios también han demostrado que los niños que tienen perro practican 11 minutos de actividad física al día : corren, saltan, caminan, se ponen a cuatro patas… ¡un gasto fantástico en todos los sentidos! Tener un perro también es una oportunidad para realizar paseos diarios en familia, descubrir nuevos lugares y sobre todo ¡pasar tiempo juntos! No insignificante.
3. Vivir con un animal enseña sentido de responsabilidad
Un animal requiere mucho amor, atención, cuidado, es una repetición de acciones diarias: alimentarlo, sacarlo, enseñarle las reglas, lo cuidamos como a cualquier otro ser vivo, lo cuidamos en. El hecho ocupa tanto como a nuestros hijos. Cuando un niño crece con una mascota, es testigo, ve y registra estos gestos repetidos. En cuanto sea capaz de ayudar, de implicarse (alrededor de los 9-11 años) y sobre todo de cuidarlo, se alimentará en él un profundo sentimiento de utilidad. Ser capaz de satisfacer sus necesidades le enseñará un sentido de responsabilidad, sin mencionar el sentimiento de orgullo de haber podido cuidar de ellas solo. Eficaz !
4. La presencia de un animal permite hablar de temas delicados de la vida.
La pérdida de una mascota suele ser el primer encuentro de un niño con la muerte o la enfermedad. La oportunidad de explicarle la importancia de cuidar bien de los demás , de todo lo que nos es querido, de transmitirle la noción de respeto hacia los demás y hacia todo lo que está vivo (animal, planta, etc.). Hablar de la vida y prepararse para la partida de una mascota brinda la oportunidad de profundizar la relación con nuestros hijos en temas importantes de los que no podemos escapar. Indispensable …
5. La presencia de un animal ayuda a los niños a controlar sus emociones
Tener una mascota significa compartir tu vida diaria con un compañero fiel que te brinda amor incondicional: los perros, en particular, son conocidos por ser muy cariñosos y leales a sus amos.
¡Los animales son oídos atentos a los niños y verdaderos confidentes ! Poder contar secretos, estados de ánimo o estupideces, teniendo la seguridad de que nada se repetirá crea un vínculo inquebrantable. Aunque dicho confidente guarde silencio, basta con una mirada o un lamido para ser recibido como señal de empatía. La presencia del animal simplemente ayuda al niño a soltar lo que es importante para él y a poder expresarse con total confianza.
Además de este aspecto psicológico, un estudio americano publicado en 2019 demuestra que acariciar a tu mascota provoca una reducción en la liberación de cortisol en el organismo, una hormona que está en el origen de las sensaciones de estrés y ansiedad. ¡Prodigioso!
6. Vivir con un animal fortalece la confianza en uno mismo y permite abrirse a los demás
Un perro o un gato pueden convertirse en un verdadero amigo para su hijo, o incluso ayudarlo a hacer amigos. Compartir la vida cotidiana con un animal estimula las interacciones sociales: los intercambios se crean con otros dueños de perros durante un paseo cuando los perros se acercan y se conocen y lo mismo ocurre con los niños: cuando ellos sujetan la correa y otros niños se acercan para acariciarlos. En el perro, la espontaneidad de esta sencilla y fácil socialización deja una huella positiva en el niño. Beneficios saludables si son más bien tímidos o reservados. La presencia de un perro ayuda mucho al niño a abrirse a los demás. Tranquilizador.
Adoptar un animal no es una decisión que deba tomarse a la ligera, un animal necesita cuidados diarios, atenciones, cariño y muestras de cariño. ¡Para los padres, sepan que hay que cuidarlo y educarlo como a un niño! Una elección que hay que pensar profundamente y que, por tanto, no depende sólo de los deseos de nuestros pequeños ;)
Fuentes:
https://lemagdesanimals.ouest-france.fr/dossier-974-bienfaits-animals-compagnie-famille.html